sábado, 27 de noviembre de 2010

1.Todo tiene su pasado

¡Aqui este el primer capitulo! Enjoy :)

1.Todo tiene su pasado

Una chica linda, tierna, torpe. Una chica normal.
Nunca fue muy buena para los deportes, ni nada que implicara movimientos rápidos y/o coordinados. Pero se esforzaba. Esto sumado a que, aun siendo una chica alegre y animada, era muy tímida. Lo mas normal era ver en ella un rosado grabado en sus mejillas, dándole un aire tan inocente, que parecía que no podría matar ni a una mosca.

Pero como era algo torpe, las clases de educación física fueran todo un reto para ella. Siempre salía con algún moretón o lesión, y hasta había veces en las que se desmayaba. Hoy parecía una de esas veces en las que no sabía como reaccionar más que cerrando sus ojos.

Lo único que pudo sentir fue un fuerte golpe en la mitad de su rostro. Definitivamente fue la pelota de fútbol que la había golpeado sin piedad en su cara, tirándola al piso.
Su amiga Caro se acerco a ella al instante, con la preocupación en el rostro.
Pero al ver a la chica que yacía en el piso sonreír mientras que su cara sufría un cambio drástico al color rojo, solo pudo reír.

La gente se comenzaba a reunir a su alrededor. Algunos estaban preocupados. Mientras que otros, mejor dicho otras, se limitaban a reír a costa de ella. Siempre la trataban mal, pero nunca se rebajo a su nivel. Antes se defendía, pero el día que entendió que no debía hacerlo, se dio cuenta de que había sido un error. Pues les había dejado pasar por encima de ella. Pero era tan buena persona, que no podía tenerles rencor.

-¡Pero Cata! – Caro la sostenía para que esta no volviera a caer mientras caminaban había las bancas. Su tono había sonado preocupado, pero no podía evitar reírse de la torpeza de su amiga.

- Como si fuera nuevo… - ahora su mirada era inexpresiva. Aquella sonrisa se había borrado por completo de su rostro. Catalina sentía impotencia, rabia. Se sentía… como si fuera nada. Se merecía respeto, pero no tenia nada que hacer. Siempre fue pésima en los deportes y lo sabia.- ¿Pero que le voy hacer?- rió con al de desgana.

-No te desanimes tontita- le sonrió la morena de piel blanca que ahora le pasaba un hielo.- No te preocupes por ellas, no tienen neuronas… - los intentos para animarla eran en vano, simplemente la lesionada no tenia energía.

Desistió de hacerla cambiar esa cara. A veces solo tenia que permanecer en silencio. Catalina podía ser muy alegre, pero era una persona que disfrutaba del silencio, de la paz, de poder imaginar y enfocarse en sus pensares.
Pero después de unos minutos tubo que soltar esas palabras.

-Eres muy amable Cata…- no parecía un cumplido, sino mas bien una “critica”- demasiado. – miro a su amiga que seguía sumida en sus pensamientos. Apreciaba mucho a Catalina, era como su hermana. Siempre fue un apoyo y confidente increíbles. Siempre se sintió en deuda. Siempre quiso ser como ella. Tan amable, inteligente, bonita. Todo un ejemplo a seguir pensaba para si.

Pero sus pensamientos dieron un cambio brusco al ver la hora, la hora de deportes ya casi terminaba.

-¿Y si… falto a Historia?- dijo casi en un susurro. Cata sabia que su amiga estaba pensando en voz alta. Pero no pudo evitar mirarla con el ceño fruncido. Se podría decir que eran como el Ying y el Yang.

-Y tu eres muy rebelde…- el tono de la ojiverde fue de burla, en un claro intento de imitar las palabras de su amigas hace unos minutos atrás.- Demasiado…

Ante esto Caro solo se limito a reír. Cuando se trataba de faltar a las reglas ella era la mejor. Un brillo se asomo a sus ojos color miel, como si fuera toda una aventura.

-Bueno, tomo eso como un “Voy con tigo”- le guiño el ojo.

-E-eh yo...yo- no alcanzo a decir palabra cuando Carolina la tomo de la mano y salieron corriendo sin que nadie lo notara. Después, si es que las atrapaban, inventarían algo.




Para ella no había nada mejor que esa brisa de verano, junto con ese aroma que inundaba todo el ambiente. El sol cubría todo su cuerpo.
Estaba casi segura de que estaba durmiendo, se sentía en el paraíso… hasta que su amiga interrumpió su “felicidad”.

-Cata...

-Dime…

Carolina parecía algo dubitativa ante los ojos de la ojiverde. Pero prefirió callar y espero a que esta terminara de hablar. Pero al ver que esta no terminaba decidió abrir los ojos para encontrarse con que su amiga miraba al piso, como si quisiera que este desapareciera.

-¿Ocurre algo?-se atrevió a preguntar Catalina al ver tan acomplejada a su amiga.

-En… realidad… no pasa nada…- Para la ojiverde eso era una clara mentira, pero solo le dedico un sonrisa, esperaría a que la morena quisiera contárselo.-Solo estaba pensando…

-¿En…?

-Pues… en el verano.

-¿Y que con el verano?- Cata no entendía exactamente a que iba aquella actitud. ¿El verano? Bueno… vacaciones, sol, amigos. Era muy tentador. Pero nunca se habían echo problema por que “harían” en las vacaciones.

-Estaba pensando en que… tal vez tu podrías… bueno… solo si tu quieres…- Caro miro al cielo. Como si este la calmara un poco.- irte con migo de viaje…

Catalina se carcajeo con júbilo ante aquella pregunta. La reacción de esta calmo de gran manera a su amiga.

-¿Es en serio?- se tiro nuevamente en el pasto, por un minuto se había preocupado- Claro que si me gustaría…- sonrió de oreja a oreja.- Pensé que te había pasado algo malo.

Pero la ojiverde no se percato de la mirada que tenía su amiga. Quien no podía sonreír pues la pena que la invadía era mucha.

Mejor que se lo diga después se dijo Caro. Esta se sentó en el pasto y se dedico a mirar las nubes.
Al notar como su amiga se seguía riendo le pego una suave patada en el costado de su torso.

-¡Si no te callas, nos encontraran, tonta!- susurro en tono desesperado. Tenía razón, pero la risa de su amiga era muy contagiosa como para aguantarse.

Así siguieron hasta la penúltima hora, en la cual decidieron aparecer. Con la excusa de una fiebre momentánea por parte de Catalina. Quien era una pésima actriz y tenia que bajar la mirada para no ser descubierta mientras su amiga hablaba de cómo habían llegado a la enfermería.

Cada una siguió por su parte sus estudios. Caro tenia muy decidido irse por la rama de ciencia. Por lo que no tenía todas las clases con su mejor amiga, quien era humanista en todos sus sentidos. Esta tenía una imaginación envidiable y una mano para el dibujo excelente.

Mientras Cata estaba en artes para la última hora, Caro estaba en matemáticas avanzadas. Materia de la cual se arrepintió después de la semana de clases. Por que según ella que sus neuronas terminaban “fundidas” después de cada clase que tenia con Profesor Jorge Montero. Quien tiene una fama de exigente y malhumorado, pero que conseguía tener a los mejores alumnos. Por lo cual Caro se sentía orgullosa de estar en su clase.

-Perdón por lo de la pelota…- un chico se acerco a Cata mientras esta dibuja algo, fuese lo que fuese que saliera de su cabeza, siempre tenia un toque mágico.- No quería que te llegara -este le mostraba una sonrisa, que al juicio de la ojiverde, era verdadera. Se sentó al lado de la chica que ahora prestaba su total atención al chico rubio. Quedo boquiabierta al ver unos ojos tan hermosos. No eran azules, eran celestes… eren simplemente perfectos.- Espero que el incidente no impida que podamos ser amigos- la sonrisa era tal, que hasta cerraba los ojos.

Los alumnos de las clases humanistas siempre variaban y por lo mismo nunca prestaba mucha atención a quienes tenia de compañeros. Eso no significaba que los tratara mal, al contrario, siempre les sonreía y les ayudaba en lo que necesitasen.

-Bue… no…y-yo –se sintió tonta al quedarse mirándolo. Sacudió su cabeza levemente en un intento de despejar su mente. Y con un rosa pálido en sus mejillas le sonrió de igual manera- No te preocupes y muchas gracias…-la chica abrió los ojos al percatarse de que no le conocía. No tenía ni la más mínima idea de quien era aquel chico.

-Ignacio Vicuña- le extendió la mano con una sonrisa calida. La cual provoco que el rosado en las mejillas de la castaña fuese remplazado por un rojo. Ella extendió su mano para alcanzar la de este.

-Catalina Carre…- pero no pudo terminar por la sorpresa. Cuando Ignacio tubo al alcanza la mano de la ojiverde, la acerco y le besó el dorso de la mano. Ahora la cara de la castaña estaba teñida en una rojo intenso a causa de la vergüenza que sentía.

Abrió la boca en un intento de decir palabra alguna, las cuales nunca salieron. El chico al verla tan contrariada se limito a sonreír. Cosa que le dio algo de confianza a Cata- Catalina Carreño – repitió sin vacilación.

-Un gusto, Cata– le sonrió, obviamente era todo un galán. –Seguiré con mi trabajo.- y este se alejo hasta llegar a un puesto justo al lado de la ventana. Ahora que se ponía a pensar, ella ya lo había visto. Pero rodeado de amigos. Nunca estaba totalmente solo, o no por lo menos en las horas de artes, que eran las horas en las que recordaba haberlo visto.

Debe ser así con todas se dijo con una risita, quitándole importancia al asunto y volviendo a su trabajo. El cual ahora tomaba un rumbo totalmente distinto al original. La inspiración había llegado a su mente y todo gracias a unos profundos ojos celestes.




Mientras guardaba sus cosas para volver a casa solo podía pensar en como le diría a su amiga la difícil decisión. Ella estuvo de acuerdo con sus padres solo para no causar problemas. Pero la decisión ya estaba tomada. Ella tendría que mudarse después de las vacaciones. O tal vez antes.

Lo que mas la acomplejaba era el hecho de tener que decirle a Cata la verdad. Se sentía mal por no haber sido capaz de contarle la verdadera razón de su situación. No quería que esta se sintiera mal.
Ella sabía que Cata estaría bien. Después de todo es fuerte y también tiene amigos. Pero sentía que la estaba traicionando al tener que irse. Cata la defendió en su minuto, cuando aquellas insensibles personas que la molestaban se habían pasado de la raya. Eso hizo que estas dos chicas se hicieran amigas y verlas ahora… son inseparables.
Algo le decía a Caro que la necesitaría, que le haría falta a su amiga. Simplemente tenía un mal presentimiento. Algo le decía que no podía irse ahora…

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una muchacha de pelo rojizo. Valentina Reyes. La chica llego de manera entusiasta a Caro. La cual le fulmino con la mirada. Claro estaba, por su mal humor, que venia saliendo de la clase de Matemática Avanzada. Y eso significaba: Neuronas Fundidas.

-¡Pero que mal humor!- fingió enojo. Pero obviamente esta se reía de la que ahora cerraba su mochila para pararse y fulminar nuevamente con la mirada a la pelirroja.- Te digo que esas clases te hacen mal… - le guiño el ojo mientras la apuntaba con el dedo, en forma de reproche.- Deberías cambiarte a mi clase, así al menos estriamos juntas.

Esta chica, que ahora le causaba una migraña a la morena, era una mas del grupo de amigas. Alguien de confianza y entusiasta. Demasiado entusiasta, según Caro.

-¡Que no vez que me va a explotar la cabeza si sigue gritando así! – grito Caro con las manos en la cabeza. Esta le palpitaba. No podía sacar de su cabeza el problema, que lamentablemente no podía hablar con ninguna de sus amigas. Además de los muchos números que parecían bailar dentro de su cabeza… empezaba a odiar aquella materia.

Pero las palabras de Valentina no pudieron salir, al verse interrumpida por una ojiverde.

-Pero si ustedes son imposibles… -dijo con una sonrisa de oreja a oreja. – Definitivamente nunca podrán cambiar.

-¡Nunca!- la voz chillona de Vale retumbo en cada parte de la cabeza de Caro. La cual se estremeció de dolor. Y sin poder aguantar mas, soltó un grito de desesperación y dio media vuelta para retomar su camino a casa.

-¡Cállate!

Ambas chicas miraron algo preocupas a su amiga, la cual se dirigía a paso firme hacia la salida. Vale se puso en marcha para alcanzar a la estresada morena. Pero Cata le agarró la mano.

-Mejor deja que se desahogue sola…- le dijo la castaña, mientras le sonreía para infundir confianza.

-Pero…- pensó en alguna excusa, pero realmente solo quería molestar a la chica que acababa de salir de la sala. La quería mucho, pero no iba a negar que una de las cosas mas graciosas del mundo era molestarla cuando estaba estresada.- Tal vez se enojo…deberíamos ir a ver si esta bien…

-Esta mal… no se por que.

-¿Tu crees? – Vale no se había percatado de nada extraño en el actuar de Caro.

-Algo le pasa, pero no quiero presionarla a que me lo diga…- Cata se apoyo contra la pared, esperando a que la pelirroja terminara de guardar algunas cosas. No quería meterse en la vida de su amiga, por que alguna razón tendría para no contarle. Se quedo mirando la puerta por la cual Caro había salido. Cuestionándose si debía preguntarle o no que era lo que estaba pasando. No quiero presionarla… se dijo Mejor espero a que ella quiera contármelo.

-¿Y que hay con tigo? – pregunto de repente Vale. La ojiverde no entendía a que venia la pregunta. Y menos sabia que responder, puesto que ahora que lo pensaba, ni ella lo sabía.

Vale al ver la cara de su amiga explico su pregunta.

-Pues, has estado muy rara últimamente. Te veo demasiado cansada…

-Te referías a eso…- rió algo nerviosa.- No duermo muy bien en todo caso – dijo como si estuviera pensando en voz alta. – Pero nada raro además de eso. ¿Por que?

-Por nada importante, solo tema de conversación…- pero no estaba segura en verdad, el si era solo eso. Veía mal a su amiga. Decaída, mucho, mas de lo normal. Y eso la preocupaba.

-Vamos, que se nos hace tarde. – Dijo Cata mientras salía de la sala. La pelirroja salio corriendo detrás de esta.- ¿Cómo van las cosas en tu casa?- la ojiverde pregunto con tono ausente, intentando quitarle importancia al tema. Pero era algo muy delicado.
Vale nunca mostraba sus pesares y menos hablaba sobre su familia. Todo era muy delicado. Los ojos de la pelirroja se opacaron al pensar en su familia. Para ella vivir bajo ese techo era algo terrible. Si no fuera por sus dos amigas no sabía que estaría haciendo ahora… o si estaría en el colegio.

Siempre fue una chica “problema”, como la definían algunos profesores. Pero con algo de tiempo pudo salir adelante. Gracias al apoyo y sinceridad de Cata y Caro, que nunca la dejaron. Pero aun así todo era difícil en casa.

-Bueno… mama esta bien…- dijo pensando.- Papa no ha aparecido en algún tiempo.- miro de reojo a Cata por el miedo de ver la reacción de esta. Como ninguna de las dos no decía nada, Vale se sintió en la obligación de seguir hablando. – Un mes y medio.- no reflejaba sentimiento alguno, solo fijaba su miraba en algún punto del cielo. Mirando sin mirar.

Cata quería saber más, pero no quería agobiarla con preguntas. Se lamentaba no ser de ayuda para la pelirroja en ese minuto.

-Tu sabes… si quieres puedes… quedarte en mi casa.- no seria la primera vez, pero aun así le costaba ofrecérselo. Conocía muy bien a Valentina y sabía lo orgullosa que esta podía llegar a ser. Pero su amiga solo se limito a reír.

-Gracias Catita – la abrazo del brazo.- Pero no están tan mal las cosas en mi casa…- Vale enmudeció por un momento…- como me gustaría tener un hermano.- después de decir aquello comenzó a reír.- ¿Pero que digo? ¡Si las tengo a ustedes dos!

Aquello alegro a la castaña y le devolvió el abrazo.

-Como siempre- susurro para si la pelirroja. El saber que aquellas chicas estaban con ella la incitaba a salir adelante y no ahogarse en sus problemas. Después de todo… no todo es en blanco y negro.

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Fin capitulo 1


Espero lo hayan disfrutado! El siguiente capitulo ya esta listo... pero esperare un rato y pondre de mis otras historias antes :D
Muchos bss

Prologo

Esta historia es cien por ciento mia :) espero les guste!


Prologo


Ya no era la misma chica de antes, nada era igual. Hace meses que todo había cambiado para ella. Todo en realidad. Su vida, su mundo, todo se vino abajo. Se sentía atrapada, como si no pudiera hacer nada. Solo los recuerdos de su pasado llenaban su mente, cosas que ya no podría revivir ni apreciar. Ella siempre disfruto de cosas tan simples, que a la vez le producían tal felicidad que nunca pudo explicar.

Ahora sentía como todas aquellas cosas se reprimían, junto con sus sueños y su futuro.

Se encontraba acurrucada contra el borde de su cama. La poca luz de la luna que lograba filtrarse a través de la ventana abierta no alcanzaba el lugar donde la chica se encontraba. Sumida en la oscuridad de su pieza se abrazaba las rodillas, mientras que las perladas lágrimas caían sin cesar por sus mejillas.

Cada segundo que pasaba se sentía mas hundida en su miseria. Como si esta se la tragara por completo, haciendo que se sintiera mas perdida todavía.

En su cabeza, que era un completo desastre, no había cabida para todo aquello que le estaba pasando, todo lo que perdía. Ahora ella poseía algo que nunca hubiese querido poseer, algo que la destruía desde adentro. Pero lo que más la atormentaba era el hecho de saber que este no seria el final. Sino el comienzo de algo peor, de un dolor muy grande. El desafió más grande por el que podría pasar y quizás… el último.

Después de tantas lagrimas derramadas, de tanta frustración e impotencia, cayo presa de sus sueños. Escapando momentáneamente de la realidad que la atormentaba. El por que a ella… ¿por que? ¿Por qué esta enfermedad la escogió a ella? Sin poder encontrar respuesta alguna a sus interrogantes, mas que los recuerdos de los últimos meses